SELECCIÓN DE FINALES PARA EL CUENTO QUE PLANTEABA SITUACIONES PROBLEMÁTICAS A RESOLVER:
AMANECE
EN SASSLONG
(cuento
adaptado de la página de internet
aprendiendo-a-pensar-en-mates.wikispaces.com/)
Juan
era un niño no muy alto y no muy bajo para su edad. Moreno, con el
pelo corto y una sonrisa permanente en su boca. Su abuela le decía
que era muy guapo y debía ser verdad. Era brillante, divertido y
audaz. Quizás demasiado para sus 11 años. Esto, en ocasiones, le
jugaba algunas malas pasadas. Pero siempre salía airoso. Le gustaba
investigar y descubrir cosas nuevas… Y sobre todo le encantaba
curiosear por el pueblo en el que vivía su abuela.
Ese
fin de semana irían a visitarla y se encontraba muy emocionado ante
la expectativa de pasar allí unos días.
El
viernes por la noche llegaron al pueblo. Tuvieron el tiempo justo
para tomar un gran tazón de chocolate e irse a dormir.
Por
la mañana, tras el desayuno, Juan subió a su lugar preferido de la
casa… ¡La buhardilla! Allí, entre polvo, objetos viejos y
desconocidos Juan pasaba horas descubriendo artilugios que después
su papá o la abuela le explicaban para qué se usaban. Le encantaba
conocer todos aquellos objetos que ahora inútiles, en un tiempo
fueron la razón de vida de sus antepasados. Así estaba repasando
visualmente la estancia cuando su vista se posó en una caja. Era una
caja como de zapatos que estaba cubierta por una gran capa de polvo.
Juan sopló y una enorme nube se alzó ante él. Tan grande que le
hizo estornudar. Abrió la caja y dentro se encontró un libro que
parecía bastante viejo. Lo sacó con cuidado y vio que estaba
cerrado con un candadito muy pequeño. ¡Qué desilusión! No podría
abrirlo sin estropearlo. Por suerte, en la caja había una llave que
encajaba perfectamente en el candado. El cerrojo saltó y pudo por
fin abrir el libro.
Estaba
escrito con unas letras muy bonitas. Difíciles de leer, pero que,
con cuidado, podían entenderse perfectamente. Comenzó a leerlo:
“Amanece
un nuevo día en Sasslong y sus diminutos habitantes están
intranquilos. El Consejo se ha reunido y los 14 miembros se
encuentran discutiendo qué se puede hacer.
El
más pequeño de nuestros dos soles parece que está dejando de
brillar. Esto hace que nuestras flores se estén marchitando y que
nuestros cultivos se debiliten, - informaba el ministro de
agricultura. – He consultado con los archivos y tenemos que estar
atentos porque si se pierde de su intensidad total por día en
pocas semanas se apagará del todo… ¿Alguien podría decirme de
cuántas semanas disponemos?
Parece
ser que se trata de una situación muy complicada… Nadie en
Sasslong era capaz de hacer ese cálculo con exactitud.
Juan
continuaba leyendo con avidez… Y en ese momento encontró una nota
en el pie de página que decía… Tú puedes ayudar a los habitantes
de Sasslong. Escribe aquí cuantas semanas quedan para que el sol se
apague. Ten en cuenta que una semana tiene 7 días.
El
presidente del Consejo, un Sasslongiano un poco más alto de lo
habitual, con el pelo blanco y rostro enjuto agitó su vara...
Queridos
compatriotas… Hemos de darnos prisa con estos cálculos, pero tengo
la sensación de que no es el más urgente de nuestros problemas…
Saber cuánto tiempo nos queda es importante, pero más importante es
saber cómo hacer para que nuestro Sol Menor vuelva a su esplendor.
He consultado los oráculos y todos coinciden en que debemos dar
respuesta a estos problemas:
En
nuestro país,
de
nuestros habitantes son aves y,
son
peces. ¿Qué fracción representan del total de animales
existentes?
En
Sasslong vivimos 125.265 personas , somos hombres, ,
son mujeres, ¿cuántos niños hay?
¿Alguien podrá
ayudarnos con estas incertidumbres?
Juan
volvió a mirar el pie de página. Efectivamente allí había espacio
e instrucciones para ayudar a los habitantes de Sasslong… ¿Podrías
ayudarle?
Final
del cuento realizado por los alumnos de 2º1: Lucía Barrera, Franco
Alves, Luciano Scaglia, Yanina Jara, Belén Carugo, Antonio Yuvet y
Gastón Machado.
Una
semana después, llega al pueblo de Sasslong, un visitante matemático
y habla con el presidente del consejo y le dice que él puede
ayudarlos.
Ellos
le plantean la situación y él empieza a practicar cálculos.
Primero averigua cuál es el tiempo disponible que tienen, que es dos
semanas. Con esta noticia el presidente queda muy alterado.
Pero
el matemático continúa con el siguiente cálculo y averigua que la
facción que representan las aves y peces es de 12/35 y luego el
presidente dice que hay que averiguar la cantidad de niños que hay
en la ciudad, por fin, luego de muchos cálculos casi imposibles, el
matemático logra hacer el cálculo y averigua que en el pueblo hay
54275 niños.
Luego
que el matemático averigua todos los cálculos, el pueblo espera con
ansias las dos semanas y al final el sol vuelve a brillar y todo el
pueblo queda feliz
FIN
Final
del cuento realizado por los alumnos de 2º2: Diego Lorenzo,
Maximiliano Giménez, Nahuel Martínez, Nicolás Laborde y Ignacio
Selva.
José
leyó la situación, bajó del ático y fue al comedor, agarró un
cuaderno y empezó a escribir lo que le planteaba el problema. Empezó
a pensar y pensar pero no podía resolverlo, llamó a sus amigos para
que lo ayudaran, pero nadie le atendía.
De
pronto, se acordó que la profesora de matemática les había puesto
un problema muy parecido a la situación que ahora se le planteaba,
corrió hasta su cuarto, y agarró la cuadernola de matemática.
Los
empezó a hacer, todo le salía bien y estaba muy contento, y le
faltaba poner un número cuando sonó el teléfono, era su mamá
diciéndole que ya llegaba a su casa, que se apronte porque iban a
ir al supermercado, era la oportunidad perfecta para mandarle la
carta por correo al presidente.
Pasaron
unos días y él contestó, le agradeció y José fue nombrado en la
tele. Así termina la historia.
FIN
Final
del cuento realizado por los alumnos de 2º3: Jonathan Martínez,
Franco Piaser, Emiliano Sosa, Mauro De Souza, Brian Correa y Fredy
Graces.
Llegó
un gran sabio con una inteligencia incomparable a los demás, llegó
diciendo que podía salvar al pueblo si cumplían con las siguientes
condiciones: que le dieran la flor sagrada, que era la única que
podía salvar su vida, y que hicieran todo lo que él les pedía para
salvar el sol pequeño.
El
presidente se negó a darle la flor, el pueblo furioso, quiso
asesinarlo porque no quería entregar la flor.
Un
niño que estaba en la plaza dijo que sin el sol, la flor se iba a
morir, que era mejor probar y ver que pasaba.
El
presidente entregó la flor, el sabio le pidió al pueblo otros
ingredientes, en menos de 2 horas ya estaban todas las cosas para
preparar la pósima. En 15 minutos el sabio hizo la posión. La
última cosa que tenían que hacer era una ronda de toda la población
en el centro del pueblo.
A
la tarde ya estaba la ronda hecha y el sabio en el medio, la posión
en el aire, recitó unas palabras.
Con
las oraciones dichas la posión se empezó a elevar hasta llegar al
sol, al otro día la vegetación ya floreció y el pueblo rió.
FIN
Final
del cuento realizado por los alumnos de 2º4: Franco Mazzucco, Lucía
Castro, Agustina Silvera y Agustina Esteche.
Ahora
que ya tenemos los resultados es momento de tomar una decisión al
respecto.
Si
sabemos que en tan solo dos semanas dejan de brillar nuestros soles,
habrá que tomar medidas cuanto antes posible, dijo el honorable
presidente del consejo.
Juan,
entusiasmado siguió leyendo en la otra página.
-Un
“alto” jerarca de la municipalidad propuso inventar un sol
artificial. Un plan algo inusual y costoso, pero interesante al fin.
El
proyecto fue aprobado y llevado a cabo por la presidencia de Sasslong
y con fondos del estado. Este jerarca conocido en su jerga como “el
prodigioso” fue el encargado de guiar la construcción del nuevo
sol.
Relataba
en el congreso un vocero.
Con
ayuda del pueblo Biglong, esto pudo ser posible en apenas 3 días. El
día inaugural fue el martes, todos los pobladores estaban esperando
con ansias ese sol que les iluminaría el alma. Ese amanecer se hizo
esperar, pero llegó.
“La
alegría de la comunidad es indescriptible: en el campo los cultivos
se animan a crecer, los árboles comienzan a revivir y tomar color, y
las plantas de la ciudad vuelven a su normalidad” describía el
periodista mientras la cámara enfocaba sus alrededores.
Y
así fue, el jerarca fue galardonado por su proyecto, el estado, la
municipalidad, la presidencia y los habitantes retomaron sus
actividades diarias.
Juan
esbozó una sonrisa y feliz se guardó ese libro en la campera, sabía
que seguiría transitando por distintas generaciones.
FIN
Final
del cuento realizado por los alumnos de 2º5: Mauro Noble, Joel
Dávila, Braulio Rodríguez, Felipe Schinca, Federico García y Bruno
Velázquez.
Juan
hizo dicho cálculo, el cual según él, decía que el sol se
apagaría en el día que estaba leyendo el libro.
De
pronto le dice a su abuela:-“Abue, se cortó la luz”- la abuela
le dijo que no era eso, sino que lo que sucedía era que los soles no
brillaban.
Asustado,
Juan tenía una estrategia pero la tendría que compartir con su
pueblo. La manera de arreglar el problema, era depositar una piedra
“mágica” la cual había encontrado la vez pasada en lo de su
abuela, en la montaña “Terlone”.
Finalmente
se dispuso a hacer un viaje hasta allí.
Después
de atravesar un bosque con frío y lluvias, finalmente llegó al
lugar, notó que había una cruz y decidió poner la roca allí. Tan
pronto como la colocó, los dos soles comenzaron a brillar
nuevamente y luego del regreso, todo el barrio le agradeció y quedó
recordado como Juan el salvador de Sasslong.
FIN
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